viernes, 22 de abril de 2011

LA FIRMEZA EN LA EDUCACIÓN (III) La entereza y la bondad

LA ENTEREZA.-

 La firmeza supone sacrificios que son dolorosos para los padres como el placer de sentirse amados, ya que al mantener lo mandado, normas y reglas, el efecto inmediato que produce en los hijos es vernos como los malos de la película. Hace falta entereza para sobreponerse al dolor de ver alejarse a los hijos, enfurruñados enfadados o con una buena rabieta cuando se les niega algo.
Hace falta entereza para no claudicar ante unas lágrimas bien administradas, o ante una momentánea pérdida de afecto.

Recordar siempre que en el arte de educar no se obtienen éxitos inmediatos. Pero es seguro que A LA LARGA LOS HIJOS ADMIRAN A UNOS PADRES FIRMES.

   

LA BONDAD.-

 * Amar y hacerse amar es el gran secreto de la educación.

 * La firmeza sin mostrar duldura puede ser tiranía.


                    

¿Qué es entonces la bondad?

 La bondad es un bien, un valor, una virtud deseable que damos a la acción de una persona, motivada por el entorno y con una profunda empatía hacia los demás.

  - Comprender a los hijos es ir más allá de lo que nos
     parece  a simple vista.

  - Respetar su espontaneidad.- Sin miedos, sin tapujos, no 
    crearles inseguridad ante sus impulsos.

                                                
  - Respetar la ingenuidad.- No entender maldad donde sólo
    hay poca cabeza.

  - Respetar la inestabilidad.- No acosar a preguntas cuando ni
    para ellos hay respuestas. Es cuestión de edad muchas
    veces.


  AMAR A NUESTROS HIJOS ES:

  * Demostrárselo.- Nunca pecamos por exceso. Haciéndonos presentes, con una sonrisa, mirada cómplice, una caricia....pues necesitan ser amados por ellos mismos tal y como son y sin que tengan que cambiar. Buscando el momento oportuno según su edad porque no es igual el infante que el adolescente. 

  * Amar a todos los hijos por igual.- Nuestras sutiles diferencias con los hijos son causa, muchas veces de carácteres difíciles. Y éstas se arreglan con dedicación intensa, hablando, escuchando, estando ahí para ellos,  para ellas cuando nos necesiten...Es vivir con ellos. Como ellos son, con sus centros de interés.

     Es ser todo para todos, vivir para ellos.


                

jueves, 21 de abril de 2011

LA FIRMEZA EN LA EDUCACIÓN (II) La calma y la energía

LA CALMA ENSEÑA QUE:

- Hablar no es gritar. Los gritos irritan y ofenden. A veces asustan a los niños. Nunca educan. Manifiestan que la persona no tiene dominio de sí misma.

  Las órdenes no deben nacer del orgullo herido, de la comodidad o del mal humor. Frases como: "me sacas de quicio", "no puedo contigo", "es superior a mis fuerzas"...cuando llegan a los oídos del niño, son confesiones de impotencia y de falta de dominio.

  - Reprender, corregir, no es insultar. Puede ocurrir a veces que al regañar nos estemos desahogando y utilicemos insultos por ser lo más cómodo ante el razonamiento. Esta actitud hiere la dignidad del niño. Así sucede cuando por ejemplo sentenciamos después de  haberse caído o hecho daño:..."te está bien empleado..." Nunca humillar y menos públicamente, pueden crear complejo de inferioridad.


  - Mandar o dar una orden no es atropellar. No se le puede exigir al niño-a que haga las cosas con la rapidez de una persona mayor. ¡ojo, con las muletillas que usamos: "vamos, venga ya, date prisa, tienes un pavo, eres más lento que..."!

  - Procurar no exigir o pedir cosas imposibles al niño. No hablar por hablar: ¡Estate quietecito ya...!

  - En ocasiones habrá que "hacerse el sordo" en los fallos del niño no importantes, es decir, pasar la mano...
Es mejor reducir las órdenes que queremos que cumplan a un número pequeño, mínimo, pero...cuidado...que se cumplan.
 No dar varias órdenes a la vez. Tampoco controlar excesivamente...es difícil..sí pero no es imposible...por los hijos se hace lo que haga falta, nadie ha dicho que EDUCAR SEA TAREA FÁCIL, pero es fundamental educarles para su bien y su felicidad.

LA ENERGÍA.-

 Es el motor que necesitamos para no parar antes de tiempo. No es dar órdenes y más órdenes sin que se cumpla ninguna por falta de dedicación y tiempo.

 La Energía requiere:

  - Mandar sin suplicar. No hay que mendigar que cumplan una norma, un mandato nuestro con ruegos y zalamerías. El ruego por parte de los padres y educadores supone falta de autoridad frente a la persona a quien se ruega. Hay que suavizar las órdenes, pero han de ser órdenes, no ruegos.



Los niños no aceptan ni una brecha en el edificio de la autoridad. Hay que creerse que seré obedecido.

  - Mandar sin discutir. Admitir el forcejeo es siempre una debilidad. Tampoco se deben explicar siempre el porqué de las órdenes o normas. Basta que los padres demuestren que no se manda por placer, capricho u orgullo.

  - Mandar con claridad. Órdenes claras y adaptadas a la inteligencia, a la etapa en que están los hijos. "¿Has oído...? - ("Sí,...pero no he comprendido").

  - Los niños no entienden las ironías ni el doble sentido (ya no lo recordamos, porque hace mucho dejamos de ser niños...)

  - No utilizar fórmulas ambigüas..."no sé si estuviera bien que..., no sé si convendría..."

  - Mantener lo mandado. No cambiar a capricho, ni emplear distinto rigor según el estado de ánimo, ni según qué hijo. Los cambios debilitan la autoridad.
Eso sí, no confundir debilidad en el mandar, con indulgencia para con los hijos cuando sea preciso.

Y siempre... control y autodominio en el que ejerce la autoridad.

miércoles, 20 de abril de 2011

LA FIRMEZA EN LA EDUCACIÓN (I)

 El buen ejemplo facilita la obediencia pero no la impone. Los niños son moldeables y necesitan de una mano firme a la que agarrarse. En pocas palabras NECESITAN UN MÍNIMO DE NORMAS.

...¿Y qué es la FIRMEZA?

  Es la virtud, el valor que permite dominar las reacciones y actitudes personales que ayudan a poner en cada momento el tono y el vigor necesario.

  No es inflexibilidad, ni dureza, ni frialdad.

  Tiene su fuente en la fe, en creer en la persona a la que se educa. Tenemos el deber de educar a los hijos y no queremos más a nuestros hijos si les "pasamos todo" por no contradecirlos o por no "molestarnos" en ése momento porque estamos ocupados.

 Los padres tienen un papel fundamental a la hora de educar. No educa sólo la escuela, el principal agente educador es la familia.


             
Cualidades de la FIRMEZA.-

  LA CALMA.-

  La calma es la majestad de la fuerza. Esta virtud, este valor que se adquiere con paciencia, con cariño, con la práctica... DEBE PRECEDER A TODO MANDATO. Es decir, si deseamos que el niño-a hagan aquello que les pedimos, sus obligaciones, deberes, cumplimiento de normas es preciso que el que pide, exige o educa "mande" desde la calma.

  Pedir o exigir con CALMA IMPRESIONA más al niño que hacerlo a gritos o con el rostro descompuesto.

 La falta de control  merma la autoridad y el respeto, incluso después de mucho tiempo ejerciciendo ése tipo de "autoridad", los niños sin ser conscientes, se inmunizan, es como si tuvieran un impermeable, les da igual...

               

NO ES FÁCIL CONSERVAR LA CALMA, pero es necesaria.

Supone un autodominio interior que se transparenta al exterior en gestos y en palabras comedidas. Este autodominio por parte del que ejerce la autoridad no se adquiere sin esfuerzo.

"Si quieres ser maestro de otros, has de poseer el señorío de tí mismo".

 Los padres no podemos "hacernos concesiones: dejarnos comida en el plato, saltarnos las normas...y recordar esta máxima:

"CUANDO LOS NERVIOS FALLAN NO ESTAMOS EN CONDICIONES DE EJERCER LA AUTORIDAD"



Recordar siempre... que hablar no es gritar.


             


                    

EL BUEN EJEMPLO (II) La mentira.

El buen ejemplo es eficaz.-

  "Las palabras mueven, los ejemplos arrastran". Hay padres que han educado grandes hijos sin decirles una palabra. Sólo con la coherencia de sus vidas.

                        

El buen ejemplo es exigente.-

  No se acredita adoptando posturas provisionales. No basta decir aquello de "haz lo que yo digo...pero no hagas lo que yo hago..." Los niños piden y exigen un modo de ser a todos los padres que son conscientes de su misión educadora. Esto sólo se enseña con el ejemplo de los propios padres.

  A veces los hijos son un reclamo para la conducta de sus padres..."para que mi hijo no se avergüence de mi".., ..."para que sea un hombre o una mujer de provecho el día de mañana..."

  Los hijos que se crían en un ambiente de mediocridad llevan una vida sin aliciente. Los padres deben, pues, tener metas y aspiraciones positivas, sacrificios por sus hijos. Habrá que dejar en muchos momentos ése rato de descanso para estar con ellos, hablarles, escucharlos, mirarlos, "perder nuestro tiempo", apagar la tele...

El buen ejemplo exije sinceridad.-

  Hay muchos niños que mienten. Analicemos sus causas:

  - Se miente por orgullo: No queremos reconocer nuestros errores, reconocernos responsables de aquello que hemos dicho o hecho. A veces no vivimos como deseamos y nos sentimos injustamente acusados, o intentamos aparentar lo que nos gustaría ser.

  - Se miente por cobardía: El niño es débil y disfraza su debilidad con disfraces que le presta la mentira.

  - Se miente por miedo: A veces el ser excesivamente severos o exigentes lleva a los niños a la mentira. Pueden mentir si se sienten "avasallados" por continuas imposiciones.

                                    
  - Se miente por mal ejemplo: Los niños que viven en una atmósfera de "disimulos", de "quedar bien..." de "apariencias" , de hipocresía, de falsedad, tienen el terreno abonado para que se desarrolle la mentira. ¡Ojo, cuidado con las exageraciones, ejemplos que los niños toman al pie de la letra! : Mentiras para que el niño coma, tome medicinas, haga los deberes... Promesas incumplidas.

  Aún en un hogar, donde hay sinceridad, podría darse que los niños mintieran, porque forma parte de una etapa de su vida, pero por instinto de imitación dejará de hacerlo.

                          

  El buen ejemplo exige honradez.-

  Es difícil hoy en día ser honrado. Honradez es pensar bien de los demás, hablar bien de los demás, defender los derechos de los demás.

  La honradez es la virtud con la cual se designa a aquella persona que se muestra, en su obrar y en su manera de pensar, como justa, recta e íntegra.
   
                     

  Hay que tener mucho cuidado con los comentarios que se hacen delante de los niños. Enseñarles a respetar las cosas de los demás. A pedir permiso para coger lo que no es suyo. A solidarizarse con los que sufren.
  






                                                                                              
       




lunes, 18 de abril de 2011

EL BUEN EJEMPLO (I).- Ejercer la autoridad

  INTRODUCCIÓN.-

Hoy día parece que padres, madres, maestros "han perdido la autoridad..." esto lo escuchamos con frecuencia. Vamos a intentar definir los principios de la autoridad, aplicándolos a la FAMILIA, aunque sin duda pueden aplicarse a la escuela. Las exposiciones y textos de este blog estarán fundadamentadas en principios humanísticos, rescatando VALORES por aquello de que...TODO NO VALE. Si los hijos son el "motor de la vida" y queremos que sean buenas y felices personas, ayudémosles para que crezcan con seguridad, autoestima basándonos en este principio: darles amor no es darles todo lo que nos pidan es BUSCAR SIEMPRE EL BIEN PARA ELLOS-ELLAS, por encima del nuestro. 

  Los hijos son como el barro en manos del alfarero.


                    
LA AUTORIDAD.-

Cómo ejercer la autoridad en la familia.-

La autoridad se conquista por el prestigio y la virtud. Así se hace respetar y se facilita la obediencia. Exige una serie de virtudes: alegría, optimismo, nobleza, sinceridad, fidelidad al deber, respeto, honradez, laboriosidad, paciencia, abnegación y sacrificio. Todo esto supone lo que llamamos en general EL BUEN EJEMPLO.

EL BUEN EJEMPLO ES NECESARIO.-

El de los padres, madres, familiares, maestros, etc.) Nuestro buen ejemplo es el PRIMER MAESTRO. El niño es un receptor que refleja lo que ve en nosotros desde que nace, la familia es el espejo donde se mira. 
En la infancia se aprende por imitación. Su cerebro es ése disco duro que se va grabando sin darnos cuenta. Nuestro hijo-a no conoce códigos morales. Actúa según lo que ve. Les podemos contagiar TODO, nuestro entusiasmo, miedos, manías...
                      
                           
  SIN DECIRLES PALABRA podemos transmitirtes los sentimientos se ira, hipocresía, disimulos, mentiras, rencores actitudes de venganza, etc...

EL BUEN EJEMPLO es IMPORTANTÍSIMO en la adolescencia en que pueden gritarnos "no me des la vara", "no me rayes"...

(Y nos sentimos impotentes...se derrumban nuestras espectativas, "tiramos la toalla", no estamos preparados...¡No te vengas abajo, toma aire, ármate de paciencia, retírate antes de gritarle o decir palabras que luego te van a doler más a ti que a él...cuando recobres tu calma, entonces habla con él o con ella)

¿Cómo conseguirlo?


CON UN  EJEMPLO DIARIO PERSONAL Y ENDERANZO NUESTRA PROPIA CONDUCTA. (aunque seamos adultos "podemos cambiar", cree en tí mismo, puedes hacerlo)